Oct 052014
 

Investigadores de INGENTES, realizan
una publicación en el nº120 de la revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales EURE. Aprovechamos para recoger dicha publicación y el enlace desde el que puede descargarse la misma. Los procesos de tematización como tema de investigación ha sido estudiada con anterioridad por este grupo, aconsejamos revisar las anteriores publicaciones del grupo, recopiladas en este enlace de nuestra página.

REFERENCIA: 

Millán Millán, P. y Fernández-Valderrama Aparicio L. (2014) Aproximación al estudio de los procesos de transformación de las ciudades. La tematización. EURE, Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, 40(120), 201-2019

RESUMEN: 

Podemos afirmar que los centros históricos son los espacios urbanos más complejos y frágiles de la ciudad: en ellos convergen valores de tipo simbólico y social, compaginados con una fuerte degradación. Con el crecimiento de las ciudades y el abandono de los pueblos vinculados a labores agrarias, fundamentalmente, se fue dando cita en las zonas antiguas de las ciudades (zonas más populares) un número ingente de población. Esta elevada densidad poblacional fue demandando políticas higienistas y desarrollistas que se materializaron en intervenciones de apertura de los centros históricos, así como en la suplantación de construcciones antiguas por edificios en altura, acelerando con ello el valor del suelo. Estos procesos de colmatación, junto con el citado incremento del precio de los centros históricos, han ido haciendo de estos un interesante producto para el mercado. Ello, unido a los agentes de desarrollo turísticos, acelera un proceso de transformación que será necesario estudiar.

PALABRAS CLAVE: Gentrificación, marketing urbano, patrimonio.

Puede descargar el texto completo en el siguiente enlace

INTRODUCCIÓN: 

Se trata de un cambio ambicioso: la calle Republique -arteria central que
une ambos puertos- con sus cafetines vietnamitas, cuscús a toda hora y
sus inquilinatos, hasta ahora se parecía menos a los Campos Elíseos que a
un barrio popular de París, como La Goutte-d’Or. Pero, precisamente, se
felicita Foillard, “el centro de la ciudad está en vías de ser reconquistado”
y su empresa, en manos del fondo anglosajón Lonestar, vinculado a la
Caja de Ahorro y a la Société Général, participa en la avanzada de esta
“reconquista”: “En una de las manzanas se va a implantar una decena
de letreros luminosos de las firmas francesas más prestigiosas en productos
de lujo. Cuatrocientos mil turistas que viajan en cruceros pasan por
Marsella todos los años, lo que constituye una ocasión que aprovechar por
las cadenas, ya que podrán descender del barco y tener marcas modernas a 

una distancia que puede recorrerse a pie… “

(Ruffin, 2007)1

Reflexionar sobre la condición de los centros históricos nos acerca inexorablemente a las diferentes intervenciones que se han hecho en Europa e Iberoamérica en los últimos años, así como a las transformaciones que en torno a ellos se han dado. Estamos en un territorio que se caracteriza por el número e importancia de centros históricos de diversa dimensión. La preocupación por el lugar que ocupan estos ámbitos patrimoniales en la ciudad es generalizada. Aunque el concepto en sí de centro histórico es muy reciente y surge en la década de los años sesenta, ya existía mucho antes una noción y conciencia del monumento aislado. La Carta de Atenas de 1931 recogerá este interés, definiendo dichas obras como “edificaciones emblemáticas que destacan como hitos dentro del paisaje urbano”.

Posteriormente, en 1933, promovida por el Cuarto Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), se publicó una nueva Carta que asentaba los fundamentos de la nueva planificación en cuatro funciones: habitar, trabajar, recrearse y circular. Este modelo de ciudad chocará con la ciudad tradicional alojada en los centros históricos que, a su vez, serán vistos como insalubres, ineficientes y pretéritos. En Europa existen algunos antecedentes, ya que en 1961, en el Congreso Internacional de Vivienda y Urbanismo, el problema de los conjuntos y centros históricos fue tema central. Es una problemática generalizada.

El taller de diseño urbano (octubre de 2006) formaba parte de un evento urbano más amplio que tenía como objetivo ser un ejercicio de planificación, consulta y comunicación para un diálogo constructivo entre interlocutores interesados en la revitalización sostenible del distrito histórico de Griffintown (Montréal, Bureau de Design, 2007).

No hay dos centros históricos iguales, por lo que habrá que tener en cuenta la especificidad del lugar y aprovechar el potencial del mismo. Estos valores inherentes serán los catalizadores de las estrategias que se desarrollarán. La pluralidad tipológica de ciudades históricas hace que se investigue, estudie y analice tal cuestión por todas las geografías y latitudes. “La necesidad de conciliar las exigencias del progreso urbano con la salvaguarda de los valores ambientales, es ya hoy día una norma inviolable en la formulación de los planes reguladores a nivel local como nacional. En este sentido todo plan de ordenación deberá realizarse en forma que permita integrar al conjunto urbanístico de los centros o complejos históricos de interés ambiental” (Normas de Quito, 1967, IV, 1).

Igualmente se despertará este interés en Europa, pero no será hasta pasada la Segunda Guerra Mundial, tras la enorme destrucción de centros históricos y urbanos, cuando surja un gran período de reflexión. En París, en 1957, se da un paso significativo al convocarse el Primer Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos, cuyos incipientes planteamientos se concretan en 1964 en un segundo congreso, durante el cual se elabora la Carta Internacional para la Conservación y la Restauración de los Monumentos y Sitios, la llamada Carta de Venecia, cuyos postulados rigen, en esencia, las últimas décadas del siglo XX (Waisberg, 2004, p. 257).

Un año después, en 1965, con el apoyo de la UNESCO, se funda el Comité Internacional, conocido con las siglas ICOMOS (International Council on Monuments and Sites). Constituido por personas e instituciones no gubernamentales, asume la tarea de examinar los expedientes y designar a los expertos que informan de los casos de postulación a la nominación de patrimonio de la humanidad. La Carta de Venecia contendrá modificaciones sustanciales tanto en el concepto de patrimonio como en el tratamiento de las obras sujetas a protección, lo que la constituye una novedad respecto de lo pensado y escrito anteriormente. La Carta de Venecia, junto con los Coloquios de Quito, la Declaración de Bolonia, la Carta de Ámsterdam de 1975, la Recomendación de la UNESCO en Nairobi de 1975, etcétera, provocarán el efecto contrario, una reacción antimoderna contra la “renovación” de la ciudad heredada. Las secuelas de este proceso adverso son marcas en la ciudad que hoy en día se siguen desdibujando.

Los países latinoamericanos, en cuanto a la gestión, impacto económico y transformación de las ciudades históricas, han buscado un patrón compartido en el que la inversión privada, junto con la asociada al sector público permitan la conservación y el desarrollo de las áreas patrimonialmente declaradas. Podríamos decir que estos modelos han evitado la museificación y puesta en mercado de las áreas históricas de la ciudad. Estas figuras varían de una realidad a otra. El caso de México, por ejemplo, muestra el intento de unificar todas las entidades intervinientes en la ciudad declarada patrimonial. La búsqueda de la llamada “sostenibilidad financiera” ha sido uno de los intentos perseguidos como clave del éxito para el desarrollo de los programas en los centros históricos.

La declaración de México de 1982 mostraba el panorama de financiación para el desarrollo de las ciudades patrimonio UNESCO, en el que se daba una gran relevancia al papel de la financiación internacional como importante agente para la conservación y el desarrollo. El caso de Quito es un buen ejemplo de las fases evolutivas de un proceso de revitalización de centros históricos: una primera fase orientada a frenar y revertir el proceso de deterioro en el centro, priorizando la eliminación de agentes externos, la rehabilitación del patrimonio histórico y el uso residencial del sector; y una segunda fase que busca dar sostenibilidad a todo lo conseguido, enfatizando el tratamiento de temas sociales y económicos clave (BID, 1994).

Los casos de Cartagena y Bogotá se han constituido en paradigmas de programas donde el proceso de deterioro patrimonial se ha detenido y contrarrestado en gran parte del centro histórico. Los proyectos que allí han tenido lugar se han caracterizado por acciones de rehabilitación patrimonial relativamente pequeñas y muy puntuales: énfasis en el abordaje de problemas sociales y económicos que afecten la calidad de vida en el centro; acciones integrales de recuperación de áreas de borde del casco histórico que se encuentran deterioradas y pueden afectar negativamente el proceso de revitalización del centro; y generación de suelo para la construcción de vivienda asequible a hogares de ingreso medio/medio-bajo.

En los últimos años se han sucedido numerosos trabajos en investigaciones de temas urbanos que han centrado su atención en las ciudades y centros históricos, como respuesta a numerosos factores que han mostrado la importancia de estas zonas de la ciudad para su revitalización. La traducción más directa de la revalorización de las ciudades históricas se ha centrado en nuevas inversiones, y nuevos y ambiciosos proyectos. Valparaíso, por ejemplo, está siendo objeto de numerosos trabajos de investigación2 y documentación que analizan la evolución de la ciudad porteña, desde su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hasta hoy.

1 Las traducciones al castellano de todas las citas originalmente en otro idioma son de los autores.

2 The sustainability of urban heritage preservation: interventions to support economic and residential investments in urban heritage areas of Latin América and the Caribbean (RG-T1620): Case study Valparaíso, de Pablo Trivelli y Yasuyo Nishimura (2010); o el Informe Final de Evaluación del Programa de Rehabilitación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), donde se analiza el impacto de las inversiones de dicho programa en la ciudad porteña (Ministerio del Interior, Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo [subdere], 2009).